Llevo
semanas sin dormir ni comer, desde que encontré a mi madre medio muerta en un
callejón no he vuelto a ser el mismo, aunque creo que hoy va a ser un gran día.
Bueno, eso
es lo que Lobo me ha dicho. Ayer vino corriendo a mi casa y me sacó del
gimnasio y me contó que al fin el consejo había decidido volver a re admitirme
de la baja que me habían dado, ya que decidieron que no estaba en condiciones
de dirigir a ningún grupo de caza oscura. Al principio me enfadé tanto que me
descontrolé, la cordura me abandonó y casi ahogo a mi hermana Cala cuando vino
a hablar conmigo para consolarme. Pero después lo agradecí. No estaba en
condiciones de hacer nada, ya que ni la tarea más simple me salía bien, con lo
que menos podría dirigir una partida de caza.
También me
dijo que ya nos habían asignado una misión- genial-
pensé, ya que siendo mi padre el jefe del consejo de los nigromantes nos habría
asignado la misión más estúpida que hubiera, pero me equivoqué, la misión que
nos había encargado era ir a dar caza al asesino de mi madre, un dragón.
Por eso hoy
es mi despertar, después de estar semanas enteras yendo y de un lado para otro
como un errante, ya que cada vez que intento dormir vuelvo a revivir la noche
en la que mi madre murió, la veo agonizando entre mis brazos, la oigo
pronunciar sus últimas palabras una y otra vez, ya que las tengo gravadas a
fuego e mi mente.
-Mi niño, mi
querido hijo, siento que no voy a poder seguir estando junto a ti más años, noto como mi vida se está apagando
poco a poco, por eso no tengo mucho tiempo para explicarte lo que tenía
planeado contarte el día de tu decimoséptimo cumpleaños, así que presta
atención.
Hay una leyenda que fue escrita por
los ancianos de Dracktar hace millones de años. Esta dice que nacerá un
descendiente de nigromante más poderoso, y un año después nacerá un
descendiente de Ignaroc, el gran y único hibrido que ha existido hasta ahora, y
será muchísimo más poderoso que este.
Y ahí es
esta donde sé, mejor dicho, hasta donde sabemos todos, ya que el resto de la
leyenda se perdió y nadie se acuerda de lo que decía.
En ese
momento mi madre se puso a toser y le empezó a salir sangre de la boca.
-Te quiero
mi niño- volvió a toser y cuando paró se despidió de mi para siempre- tú eres
el de la leyenda, lo presiento, pero diga lo que diga el resto de esta, tú
sigue lo que te dicte tu corazón, y haz que me sienta orgullosa de ti.
Ahí cerró
sus ojos y no los volvió a abrir.
-Yo también
te quiero mamá.
Esa fue la
última vez que habló y que volvería a hablar, por eso se queme toca vengarla,
encontraré a quien la mató y juro por el mismísimo Satanás que lo pagará. Pero para
que eso suceda aún falta mucho, por eso tengo que dejar de pensar en el futuro
y centrarme en el presente, y para eso tengo que empezar por levantarme de la
cama. Me doy la vuelta y veo que mi despertador marca las seis de la mañana,
muchos pensareis que es de locos, pero para mí ya es pura rutina.
Tengo que
empezar esta misión cuanto antes, así que me levanto de la cama y me meto en la
ducha. Después de estar alrededor de diez minutos debajo del agua hirviendo, salgo del cuarto de
baño y me visto con unos vaqueros negros medio rotos por las rodilla, unas
botas negras que me llegan a la altura de los tobillos y una camiseta de manga
corta con el símbolo de “30 seconds to the hell” (uno de los grupos más
populares en la dimensión). Cogí la cadena que le quité al cuerpo sin vida de
mi madre y me la puse, es un ojo y una llama superpuestos el uno sobre el otro.
Según me contó mi madre esto significaba que algún día volvería a haber una
alianza entre las gentes de Dracktar y nosotros, los habitantes de la dimensión
oscura. Por eso me hizo jurar que si la pasaba algo, protegería este colgante
con mi vida.
Por último
me peine, me puse mi cazadora de cuero y salí de mi cuarto con rumbo a la
cocina, cuando de repente una melodiosa voz me asaltó en el pasillo.
-¡Cuervo! Me
alegro de ver que vuelves a ser el mismo de siempre.
Era mi
hermana mayor, Cala, la única persona con la que me había abierto por completo
después de mi madre.
En cuanto me
giré para contestarle, se abalanzó sobre mí y me abrazó con todas sus fuerzas.
Yo no soy de esas personas a las que les gusta abrazar, pero aun así se lo
devolví.
Cuando la
apreté entre mis brazos, Cala escondió su rostro en mi pecho y me susurro:
-Te he
echado mucho de menos hermanito.
-Yo a ti
también- acerque mis labios a su oído y la susurré una disculpa- y siento el
haberte intentado ahogar.
Cala se
separó de mí y se empezó a partir de risa.
-No,
no pasa nada- dijo sin parar de reír.
-¿Qué te
hace tanta gracia?- le pregunte sorprendido, ya que estaba doblada de la risa y
llorando a causa de esta.
-Me rio
porque lo has pasado fatal durante estas últimas semanas, ¡y te preocupas
porque te descontrolaste un poco y casi me ahogas!
Siguió
riendo, y como debió de ver entre todas esas lágrimas mi expresión de que no
entendía me lo terminó de explicar.
-A ver si me
entiendes, yo estoy bien y no deberías estar preocupado o sentirte culpable por
lo que pasó- hizo una breve pausa para poder dejar de reírse y continuó-
recuerda que a mí me paso algo parecido contigo cuando nuestro padre me
prohibió salir de caza a los nueve años con mi nuevo arco y tú te interpusiste
en mi camino cuando iba a mi habitación.
-Es verdad,
estuviste un mes entero sin hablarle, y a mí me tocó pagar por ello al intentar
tranquilizarte.
Cala soltó
un suspiro, me miró a los ojos y cerró la conversación.
-Estamos en
paz yo te ahogué a ti y ahora tú a mí. Pero en este momento tenemos que ir a
prepararnos para la partida de caza, así que te dejo que tengo que ir a
terminar e coger mi equipo.
Dicho esto
se dio la vuelta y se volvió por donde había venido.
Continué andando
hasta que llegué a la cocina, me preparé un chocolate caliente y tras tomármelo
fui derecho a los establos a por Theron, mi caballo. Aunque en realidad no es
un caballo normal, sino una pesadilla. Me monté en él y fui directo al lugar en
el que había encontrado a mi madre el día de su muerte. Cuando llegué Lobo y
Cala ya estaban allí esperándome, así que fui a reunirme con ellos.
-¡Hey!
¿Cuánto tiempo lleváis esperándome?
Al parecer
no me habían oído llegar, ni si quiera me estaban prestando atención ahora
mismo. Me acerqué a ellos sigilosamente y les pude escuchar tonteando el uno
con el otro, me les quede observando un buen rato ya que ellos seguían
ignorando mi presencia. Pero entonces sucedió, mi mejor amigo y mi hermana se
empezaron a juntar lentamente, la poca distancia que había entre ellos empezaba
a desaparecer. ¡Madre mía; estaban a punto de besarse! En ese momento no sé si
me sentí feliz por mi hermana y Lobo ya que llevaban más de un año diciéndome
lo mucho que se gustaban, o con ganas de
estrangularles debido a que cada vez que estaban juntos se pelean e insultan
para que el otro no se den cuenta de lo que sienten por el otro. Pero no voy a
dejar que se besen delante de mí por dos grandes razones, una, si se dan cuenta
de que estoy me matan, y segunda, prefiero no ver a mi mejor amigo besando a mi
hermana, no quiero quedar traumatizado.
Carraspeé un
poco y al darse cuenta de mi presencia se separaron a la velocidad del
rayo, pero
como no soy malo (o al menos con ellos) me puse a hablar simulando que no había
visto nada de nada. –Pésimo día para volver a la caza no creéis.-hice una breve
pausa para mirarles y continué- hace frio, está lloviendo y encima hay niebla.
-Si amigo,
es un pésimo día.- paró un momento para terminar de recobrar la compostura y
prosiguió-Pero mira el lado positivo, vamos a viajar por toda la dimensión
oscura para buscar pistas sobre el imbécil que mató a tu madre.
-Visto desde
ese punto de vista no parece tan mal día.
Nos quedamos
un rato callados. La verdad, agradecí
ese silencio. Tras unos segundos más decidimos subirnos a nuestros caballos y
emprender el viaje. Nos llevó un par de horas encontrar alguna huella del
dragón que asesinó a mi madre, pero después de tres horas de rastreo, búsqueda,
risas y alguna que otra broma de mi parte hacia Lobo y Cala con respecto a sus
sentimientos, nos detuvimos en la primera huella que encontramos completa. Por
poco nos da un paro cardiaco todos, incluso tuvimos que sujetar a nuestros
caballos para que no salieran corriendo de terror. Aunque les tenemos bien
entrenados para que se puedan adaptar a todos los peligros y para que superen
todas las amenazas y situaciones en las que nos vemos atrapados. No les culpo
por haber intentado huir. Las huellas que encontramos medían más de cinco
metros de largo y de ancho, con lo que no me extrañaría que hasta el más grande
de los gigantes se asustara.
Por el
tamaño de la pisada y los agujeros que habían dejado las garras dedujimos que
el dragón era adulto, de entre treinta a treinta y cinco años, y por las marcas
que estas habían producido tenía que ser de una familia muy poderosa ya que las
garras las tiene muy afiladas y cuidadas.
Después de
este descubrimiento proseguimos nuestro camino siguiendo las enormes huellas
que el dragón había dejado.
El cielo
empezó a oscurecerse, y a los pocos minutos cayó la noche. Decidimos ir a pasar
la noche a un hotel. ¡Con esa bestia ahí fuera cualquiera pasa la noche en el
bosque!
En el hotel
pedimos una habitación con dos camas, mi hermana dormiría en una y Lobo y yo en
la otra.
Se formó un
silencio incómodo en la habitación, y
fue Cala quien lo rompió
-No sé qué
pensáis vosotros, pero si nos toca enfrentarnos con ese bicho nosotros solos,
vamos a acabar mal.
-No te
preocupes Cala- habló Lobo con calma- tenemos a tu hermano, así que podremos
con él perfectamente, ¿verdad Cuervo?
Me quedé
unos segundos mirando fijamente un punto del exterior a través de la ventana de
la habitación hasta que me volví para
contestarle.
-Tienes
razón Jack, podemos con él- me giré para volver a mirar por la ventana y cerré la conversación- se ha
metido con los nigromantes que no debía, así que juro que lo pagará con su
vida.
Después de
esto cada uno nos fuimos a nuestras respectivas camas para descansar con el
mismo pensamiento, “va a ser una caza muy
larga”